lunes, 17 de septiembre de 2012

Que este Adios sea un ¡Hasta nunca!

Adios Esperancita, adios. Adios a ver tu fea cara por la televisión, adios a verte en ese NO-DO autocomplaciente y casi-monográfico sobre su persona que es Telemandril, adios a sus desmanes, a sus desplantes, a sus borderías, a su chulería, adios, en definitivas cuentas, a sus gilipolleces. Adios a su vacile constante desde el poder, adios a sus declaraciones falaces sobre la culpabilidad de todo empleado público (léase profesores, léase médicos, léase trabajadores del metro, léase funcionariado en general, léase mucho, en fin), adios a sus chorradas ("me gusta mucho la escritora Sara Mago" (así, con voz de Down, con todo mi respeto a los Downs, no es mi intención compararlos con Aguirre)). Adios a sus inexistentes condenas del Franquismo.

Adios a su propaganada neoliberal, neofascista. Adios a su gestión neoliberal, neofascista. Y corrupta. Corrupta sí, desde la legalidad que usted misma auspicia y elabora (hola Ave por Guadalajara). Adios a su ideario neoliberal, neofascista. Adios a su intransigencia, su incomprensión, su catetismo, su religiosidad rancia. Adios al cardado de su pelo, que daba grimica, m´hija.

No diré, al contrario que usted, que deberían matarla, pues largarse de ese lugar en el que nunca debió estar, (a saber, la política) si bien no la beatifica, sí la redime. Aunque, parafraseándola: "lo malo de los políticos es que sus obras los sobreviven". Nos deja una comunidad de Madrid endeudada con particulares, con hospitales pagando por el alquiler del suelo y despidiendo médicos y demás personal, con edificios pagando el alquiler a su maridito, con los proyectos de la carretera que destripará el monte de El Pardo, con los proyectos de Eurovergas (ya podría haberse metido este regalo de despedida por el culo, m´hija). Nos deja, digo, una herencia de mierda, pero, ya que no es posible que se la lleve con usted bien lejos, corra, corra, y desaparezca pronto y para siempre.

Los madrileños no tienen nada que agradecerle y sí mucho de qué quejarse. Si nunca hubiera trapicheado en aquellas elecciones del "Tamayazo" (¿"Aguirreyazo"?) quizá nunca hubiera ascendido a un cargo que no le correspondía a un culo tan histriónicamente inquieto como el suyo, tan hambriento de fama y reconocimiento, ávido de protagonismo, tan ufano en victorias de dudosa moralidad. Tan despreocupado e irresponsable, tan alejado de la realidad social de la Comunidad de Madrid. Pero claro, no otra cosa ha de esperarse de una Marquesita.

Adios Aguirre, adios. Ojalá no vuelvas nunca, esperanza tengo.

Adios Aguirre, adios. Aunque ciertamente efímera, (por su sucesor, por su herencia), me ha dado usted una alegría. Ojalá se meta en un agujero y no salga de allí nunca jamás.

Hasta nunca.

Y ahora un poco de revolverle el estómago a los parroquianos (mis disculpas):



 

Y para todos esos votantes suyos, de derechas, que tanto la alaban y tanto la quieren y tanto se alinean y alienan junto a ella en esa derecha recalcitrante, aquí esta confesión que seguro les encanta:


Hasta nunca, Aguirre. Hasta nunca. No te echaremos de menos, no te preocupes por nosotros.
Descansa en paz.
Hasta nunca.


















































Mala puta.
 =)

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